Vivimos en una sociedad donde las lágrimas no tienen cabida, donde la tristeza es sinónimo de debilidad y donde tratamos de ser “felices” todo el tiempo y a costa de lo que sea sin importar las circunstancias.
Vivimos en un mundo donde nos incomoda estar triste o presenciar la tristeza en alguien más alrededor de nosotros y peor aún si se trata de nuestros niños. Simplemente no sabemos qué hacer ni qué decir cuando esto sucede.
Cuando nuestros niños lloran, tendemos a decirles frases como: “Para de llorar”, “No tiene sentido por lo que estás llorando”, “Ven, vamos, sécate las lágrimas y vamos a jugar”, “Olvídate ya de eso, es una tontería. No vale la pena”, “los niños no lloran” etc. y sin darnos cuenta INVALIDAMOS TODO SU SENTIR. Y poco a poco vamos enseñándoles que estar tristes está “mal” y que para merecer nuestro amor necesitan siempre tener una sonrisa en la cara.
Sin tan solo entendiéramos que la naturaleza es tan sabia y que todo tiene un propósito o una misión, incluso la tristeza; quizás entonces nos relajaríamos y empezaríamos a NORMALIZAR esta experiencia. Y sobretodo dejaríamos de ver la tristeza como una emoción negativa, mala e indeseable.
Entonces, ¿Cuál es la misión de la tristeza?
Simplemente, la tristeza ayuda a bajar el nivel de actividad, con el objetivo de economizar recursos y evitar que hagamos esfuerzos innecesarios. Es decir, actúa de manera autoprotectora, hace que nos enfoquemos más en nosotros mismos y no en el estímulo doloroso.
Además, la tristeza nos ofrece la oportunidad de conectar con nuestros seres queridos y nos instiga a la búsqueda de consuelo y apoyo social.
¿Qué aprenden los niños al experimentar la tristeza?
- Aprenden a valorar y apreciar los momentos de felicidad.
- Se conocen a ellos mismos y saben que es realmente importante y que tiene un gran valor en su corazón.
- Aprenden que la tristeza es una emoción más de toda la gama de emociones que pueden experimentar.
- Reconocen que la tristeza es de humanos y que los demás también tienen derecho a sentirla. Favorece la empatía.
- A enfocarse en ellos mismos. La tristeza les permite disminuir la actividad y aislarse para así poder reflexionar sobre lo que les está pasando y cómo eso los hace sentir.
- Entienden que las lágrimas tienen un porqué y que muchas veces es la mejor manera para encontrar alivio.
¿Cómo podemos enseñar a nuestros niños a no negar y reprimir su tristeza?
Es importante educar a nuestros niños en sus emociones. Ellos necesitan nuestra guía y orientación para que sean capaces de identificar y expresar todas sus emociones, incluida la tristeza. El mensaje principal con el que nuestros pequeños deben quedarse es que NO es necesario NEGAR o reprimir su tristeza.
Aquí, te dejamos algunos consejitos que esperamos puedan ayudarte a lograrlo:
- Cada vez que tus niños lloren, válida su emoción diciéndole frases como “Estás muy triste. Yo estoy aquí para tí”, ”Esto debe ser muy difícil para ti ” “¿Necesitas un abrazo?” Hazle saber que la tristeza tiene cabida en su vida y en la tuya.
- Cuando te vean llorar, no le mientas diciendo que “todo está bien”. Hablales con la verdad diciéndole que estás triste, que es algo normal y temporal y que quizás lo único que necesitas en este momento es estar un rato a solas, salir a caminar o tomarte un vaso con agua (pensamiento basado en soluciones).
- Nunca te burles de su tristeza, ni de las razones que la pueden estar ocasionando. Puede que para nosotros como adulto la causa de su tristeza sea algo tan insignificante pero para ellos es algo REAL E IMPORTANTE. No lo minimicemos.
- Sí es un niño que ya puede hablar, pídele que te explique con sus propias palabras lo que lo hace sentir así. Juntos pueden reflexionar e ir indagando más allá.
- Ayúdales a construir su propio “maletín de herramientas emocional” para que cuando se encuentren tristes no traten de huir de la situación sino más bien sepan cómo hacerle frente. Una forma sencilla de dotarlos de herramientas es presentándoles situaciones hipotéticas para que piensen con anticipación que se podría hacer ante determinada circunstancia.
Nuestro llamado, queridos padres y educadores, es a que brindemos a nuestros niños un espacio seguro donde la expectativa no sea SIEMPRE estar feliz, un espacio dónde se entienda que llorar no es de débiles pero sí de humanos.
Queremos que nuestros niños entiendan la importancia de la tristeza y de saber expresarla o gestionarla apropiadamente para que así no tengan que ocultarla porque como bien sabemos eso no hará que por arte de magia desaparezca.
Escrito por Claudia Soruco
Psicóloga Infantil
Bigibee